25 noviembre, 2008

Violencia III

La niña coge con sus manitas las cajas de medicinas. Las pone en torre. Abre el armario y saca aspirinas, ibuprofenos, diazepanes. Medio llora. Coloca las cajas con ímpetu. Su madre la llama para cenar pero ella no contesta. Ha ocurrido algo hace dos horas. Su papa llegó, vio su muñeca Antonia en el suelo, la cogió sin tener cuidado. Un zapatito salió volando y la muñeca detrás. Fue a parar encima de un mueble lleno de polvo. Luego ha reunido a la niña y a su hermanito y les ha gritado. Ha dado un golpe en la mesa. La niña se ha fijado como el sonido retumbaba en sus pulmones. Ahora ella apila medicamentos. Su mamá no vino. Su mamá no vino. Su mamá no vino. Su mamá no vino. Su mamá no vino.

20 noviembre, 2008

METAMORFOSIS




Robaré todos los zapatos del pasillo del hotel esta noche
Iré colocándolos en el hall, uno encima de otro como en las puertas de las sinagogas del Cairo
pero limpios, brillantes, rojos.
Haré una base de zapatillas blandas, iré subiendo con mocasines, playeras, sandalias.
Coronaré con tacones en punta de charol que reflejen las luces del hall del hotel.
Robaré todos los zapatos del pasillo,
los que estén escondidos en los armario también los robaré.
Los haré salir de allí para otra cosa que no tenían pensada.
Dejaré que escalen, sin pies, que se toquen.
Porque te quiero y nunca has visto como alguien amontonaba zapatos,
Porque nunca has pensado que yo haría esto por ti.
Un árbol de navidad
Aunque para ti no signifique nada la navidad ni el amor.
Si, ya sé que no lo imaginas
como tu hija de seis años no imagina lo que es quedarse viuda en un pueblo del interior de Guadalajara en 1936.
Sí, ya se que no sientes nada.
Pero no tengo pasta.
No tengo otra cosa que acceso a los pasillos de este hotel donde yo limpio zapatos y tú friegas suelos.
Y son a ellos a los que les daré hoy otro uso, mucho mas divino;
el de introducir en tu memoria un sentimiento distinto.
el de provocar un escalofrío neuronal que te haga mirar y soltar la fregona cuando entres en el hall a limpiar.

MUERTE AGUA


Seria bueno vivir cerca de un puerto marítimo
porque allí la madera se perdió hace tiempo.
El mar la invadió y ahora es una esponja
Disolvió las celdas y los anillos
en humo, neblina de puerto y vapor.
La madera está sumergida y rodeada por agua segura de tanta agua.
La madera, seca hace tiempo, con la savia apretada
sin memoria, no recuerda cuando era un árbol.
A veces el mar le sugiere la lluvia, la gaviota el tordo.
Pero no es ella. Ni siquiera queda el suelo.
Convertida en barco no distingue sus raíces.

Es bueno vivir cerca de un puerto marítimo
aunque no es tan bueno que sea en un hospital.
Aquí, en mi habitación, no hay madera.
Las barras metálicas tienen las huellas de dedos que vinieron a verme y reflejan la cara de mi madre que se perdió hace tiempo en los agujeros negros que se abren en los pasillos de los hospitales que interrumpen y posponen todo.
Muerte agua.
Suero salino, bata verde, anillo en la muñeca, oxigeno.
Ninguna de las dos se acuerda.